No importa que Sigüenza no supere los cinco mil habitantes ni que la comarca salinera del Dulce y el Salado posean la densidad propia de la Celtiberia, debe seguir siendo un lugar importante en el mapa de la cultura y el pensamiento que ayuda a articular este país.
Para entender la Europa de las regiones, debemos asumir la importancia de las comarcas donde la huella del hombre y de la historia se han convertido en paisaje y monumentos; pero siendo estos, temas ya tratados por otros expertos, voy a escribir unas notas sobre dos elementos más modernos que han tenido mucha importancia en la comarca.
Sigüenza tiene ferrocarril desde que MZA desarrolló su red. Perdió su estación tras los bombardeos de 1937, pero sin dilación, se convocó al año siguiente el concurso de un nuevo edificio que ganaron Gutiérrez-Soto y Javier Barroso con un singular proyecto que no se ejecutó, dando paso a un edificio más modesto pero que no debía olvidar la importancia arquitectónica y turística de la localidad. De ahí que la estación se convirtiese en un espacio cívico de intercambio y articulación de la urbe que ha prestado servicio a toda la comarca, en un continente vertebrado económica y culturalmente por el ferrocarril.
Miremos al Parador. Los hermanos Picardo fueron expertos en una arquitectura turística basada en el disfrute del legado de la historia y en convertir el pasado en experiencia para un turista que exigía niveles de confort no conocidos en la España Interior. José Luís Picardo fue el único arquitecto que obtuvo el premio de la Fundación Camuñas sin proceder del mundo de la Universidad, suyos son los paradores de Ceuta, Jaén y Sigüenza o la sede de Fundación Juan March y lo que a muchos puede parecer un ejercicio airoso de arquitectura más o menos comercial, posee valores que no han sido estudiados con suficiente atención, pues, ligado a su pasado edificado, lo defensivo abandonó un secular abandono para convertirse en una pieza clave de una red que ha sido ejemplo a seguir en el ámbito internacional, afianzándose en nuestro caso, en un sólido pilar de una economía local que se apoya en el turismo cultural.
Javier Herce, presidente de la Demarcación de Guadalajara del COACM
