Una de las vivencias personales más apreciadas por mí son las fiestas de San Vicente en Sigüenza. Intentaré y deseo no olvidarlo nunca.
El contacto con mi amigo dulzainero Josemari Canfrán se remonta al principio de los años ochenta del siglo pasado. Numerosas y largas conversaciones telefónicas dieron fe de la germinación de renacimiento de la dulzaina en las tierras castellanas de Sigüenza y la Alcarria. Su afán y obstinación por perseguir y conseguir lo que buscaba era digna de admiración. Tuve el honor de abrir el Primer certamen de Dulzaina, que después se renombró y dedicó a él. Supone una manifestación popular muy apreciada, querida que dejó huella. La temprana partida de Canfrán nos afectó a todos, pero también animó a seguir luchando por la música popular de dulzaina en la Alcarria y fueron numerosos los músicos que se acercaron a la ardua práctica del instrumento. La popularidad fue creciendo. El certamen de Sigüenza es de los tres más veteranos de España y esto no se consigue si no es porque se ha mantenido la ilusión y casi la frescura inicial, matizada con los avances surgidos a lo largo de treinta y cinco años.
También he tenido la suerte de ser dulzainero de la Cofradía de San Vicente durante muchos años, lo que hace sentirme como en casa, tengo muchos amigos con los que he vivido esta fiesta entrañable y popular, en sus manifestaciones religiosas y civiles. Aunque la costumbre y la esencia permanecen por voluntad de los cofrades y acompañantes, desde hace tres siglos, cabe señalar que también ha evolucionado y cambiando en algunos aspectos, siendo apoyada por actividades culturales y de diversión muy aceptadas, que están arraigando en la población y visitantes.
Cuando mi amigo José Mari me describía, con pasión, la fiesta de San Vicente, en aquella época, no me imaginaba que aún superara las expectativas al vivirla durante tantos años.
Doy la enhorabuena a tantas personas, amigos, que no cito porque llenaría el relato solo con sus nombres, que tanto trabajan y luchan por la cultura y por mantener estas costumbres, señas de identidad, vivas y mejoradas.
Pablo Zamarrón Yuste.
Músico tradicional, folklorista, musicólogo, de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce de Segovia